“Adri, ¿andas ocupado? ¿Te importa si te llamo?”
Así comenzó una conversación que daría la vuelta a mi verano
y me lo cambiaría enormemente para bien. Doce días han pasado desde que me
despedí de Hugo, se fue de vacaciones con su madre a Córdoba con el objetivo de
pasar todo el mes de julio allí, pero por motivos laborales han tenido que
regresar antes de tiempo y el pequeño ha vuelto conmigo a casa.
Según lo acordado, yo iba a pasar con él el mes de agosto
entero, pero debido a este cambio estamos juntos desde hoy mismo. Posiblemente
os preguntaréis qué modifica este anticipo de su llegada si al final vamos a
pasar juntos un mes, igual que antes, y la respuesta es muy simple: la rutina.
No sabría explicar lo importante que es para mí entrar en
una dinámica infantil durante las 24 horas del día, una rutina que no podríamos haber tenido en agosto. Durante el mes de julio la guardería
permanece abierta, por lo que mañana Hugo volverá a clase a aprender, a jugar,
a pasárselo bien con sus compañeros… Y yo prepararé sus cosas, lo llevaré, lo
recogeré, hablaré con otros padres y otras madres y, en definitiva, aprenderé
un poco más de la paternidad. Cosas que me gustaría hacer habitualmente pero
que no me lo permiten y un panorama que en agosto no habríamos podido tener.
Volverán las tardes en el parque, volverá la piscina,
volverán los partidos de fútbol en el pasillo, volverán los paseos bici,
vuelves tú tras doce largos días.
P.D: He aprovechado que Hugo está dormido para escribir este
post, que si no ya sabéis que el blog es suyo…
Qué bien por ambos!! por la opotunidad laboral y porque tengas a tu lado a tu hijo! Seguro que no tardas en ponerte al día y coges con ganas las vacaciones de agosto.
ResponderEliminarHe visto que conseguiste poner bien las pestañas de las páginas!!
Añado tu blog a la lista de blogs que leo del mío.
un beso