domingo, 5 de julio de 2015

McDonald’s, Burger King y otros restaurantes poco saludables

El pasado martes tuve el placer de acudir al cumpleaños de un amiguito de la guardería. Últimamente jugamos mucho y nos llevamos muy bien, así que decidió invitarme al segundo aniversario de su nacimiento. La verdad es que me hizo mucha ilusión que pudiera ir a su fiesta y me lo pasé estupendamente, pero a mi papá le surgió una preocupación.

El lugar elegido para el festejo fue el McDonald’s, con sus túneles y toboganes para deslizarme. Ya había estado allí en otras ocasiones, así que me conocía los caminos de memoria. En cambio, con mi papá era la primera vez que iba a estar tanto tiempo en un sitio así (recuerdo que una vez se tomo un café allí). Dice que no le gustan ni para él ni para los niños, no sé por qué.

Después de estar jugando un rato llegó la hora de la merienda y las opciones eran hamburguesa o nuggets. En ese momento la cara de mi papá empezó a cambiar de color hacia un blanco pálido. Finalmente se decantó por un menú compuesto por nuggets (me comí un par de ellos y los restantes se los comió él), patatas fritas, agua y un Actimel de postre.



Desde que nací he escuchado eso de que los niños debemos tener una dieta saludable y variada y no sé en qué punto se encuentra la comida que ofrecen estos establecimientos. Según él, no aparece en ninguno y por eso trata de alejarme lo máximo posible de ellos. Si por él fuera no los pisaría hasta que tuviera poder de decisión por mí mismo. “No es una comida apta para niños pequeños”, se limita a decir, así que con no entrar tenemos suficiente. Lo que no sé si sabrá es que en ocasiones anteriores he probado las hamburguesas y no me disgustan, así que a lo mejor aquí tenemos un punto de conflicto más adelante.

Entonces a mí me surgen varias preguntas: ¿Por qué lo hace? ¿Debería permitirme una alegría en forma de hamburguesa de vez en cuando? ¿Cómo actúan los demás papás al respecto?

1 comentario:

  1. Hola Hugo, yo no soy mamá todavía, pero he sido niñera de muchos niños y la alimentación es una parte fundamental de su cuidado.
    Cuando eres niñera hay temas, como el de la comida, que escapan de tu control, opinión y juicio puesto que no estás cuidando de tus propios hijos sino de los hijos de otros. Y una para cumplir su deber tiene que seguir las normas y directrices que dictan sus padres.
    Con la familia que más he trabajado (una familia Londinense con 4 hijos) la alimentación de los niños era un cachondeo, desde mi punto de vista. Yo me encargaba de cocinar para los pequeños y tenía que supervisar las ingestas (principalmente para asegurarme de que la comida acababa en sus estómagos y no por el suelo o por los aires en una pelea).
    Normalmente la madre me decía qué tenía que preparar cada día, pero resulta que sus niños eran un poco "tiquis-miquis" lo que suponía tener que cocinar tres almuerzos diferentes. Por ejemplo, un día me sugería que hiciera unas varitas de merluza con acompañamiento de calabacín, pero al mayor no le gustaba el pescado así que para él tenía que preparar otra cosa, pollo por ejemplo, y al pequeñajo no le gustaba el calabacín así que para él tenía que hacer guisantes de guarnición.
    A pesar de hacer un plato especial para cada uno de ellos, no era coser y cantar darles de comer. Por una parte, porque estaban acostumbrados a embadurnarlo todo de ketchup o no lo comían. Por otra, porque mientras Alba cocinaba los niños tenían hambre y en vez de esperar un poquito a que la comida estuviera lista insistían en picotear algo. Aquí la madre y yo discrepábamos totalmente. Yo prefería hacerles esperar un poquito aunque estuvieran hambrientos para que luego aprovecharan la rica comida nutritiva que les estaba preparando. Sin embargo, su querida madre con tal de callarles les metía en la boca lo primero que pillaba (galletas, patatas fritas, chocolate, palitos de queso, etc.). Luego, no era de extrañar que dejaran medio plato plantado. Y a mí, que me repatea tirar comida, acababa engullendo los restos que dejaban (cosa que tampoco ayudó mucho a mi rutina alimentaria).
    Con esta familia también fui en cuatro ocasiones de vacaciones a la Toscana. Es decir, ellos iban de vacaciones a su casa rural de Italia y yo iba con ellos a encargarme de los niños. Los italianos tienen una dieta mediterránea estupenda, nutritiva, sabrosa, variada... Pero esta failia, o más concretamente la madre, era muy perezosa en lo que respecta a la alimentación de sus hijos, por lo que con la excusa de estar de vacaciones y estar en Italia, los niños comían pizza o pasta A DIARIO con "gelato" de postre, claro.
    Se trataba de una familia adinerada, que no tenía reparo en comprar por encargo productos orgánicos y ecológicos de las mejores granjas, no comían comida basura, ni llevaban a sus hijos al Mc Donald's o similares, además pagaban a una persona (si no estaba yo, estaba otra) para que cocinara. Sin embargo, con todo y con eso no puedo decir que esos niños tuvieran una dieta equilibrada y saludable para su desarrollo.
    Yo también estoy en contra de los sitios de comida rápida, aunque de vez en cuando soy pecadora. Desde luego creo que hay que alejar a los niños de esos sitios, sobre todo para que no se acostumbren y no lo entiendan como algo rutinario y fundamental en su alimentación. Pero como explicaba con el ejemplo de esa familia, las claves en una dieta saludable no residen únicamente en evitar cierto tipo de alimentos.
    Hay que enseñar a los niños a comer de todo y a disfrutar con los distintos sabores.
    Así, querido Hugo, los niños se hacen grandes y fuertes como sus papás ;)

    ResponderEliminar