Para empezar mi andadura por la red os voy a contar una nueva situación que se nos ha
planteado a mi papá y a mí y que parece ser bastante recurrente hoy en día. Como mi papá no para ni cinco minutos sentado, en
uno de sus paseos se ha dejado encima de la mesa pequeña del salón un aparato
que lleva siempre consigo y que utiliza asiduamente y yo, que soy curioso y me
gusta explorar, me he acercado a manosearlo un poco. A veces en él veo fotos
mías y de mis amigos, por lo que esperaba encontrarlas.
Cuando mi papá ha regresado de la cocina y me ha visto con
lo que parece llamarse ‘teléfono móvil’ en las manos, me lo ha quitado
inmediatamente. Según él, eso no es un juguete (pues lo parece) y cuesta mucho
dinero, dice que si se me cae le haría “una faena muy grande” (no le entiendo,
a mí me gusta todo lo que sea grande).
Me ha explicado que un móvil es un aparato que utilizan los
mayores para comunicarse entre sí, hacer fotos y vídeos, escuchar la radio…y al
que los niños no debemos tener acceso desde tan pequeños. Tarde o temprano
vamos a utilizar las nuevas tecnologías, pero a su modo de ver, cuanto más
tardemos, mejor, así evitamos que “los ojitos se pongan malos” y que nos entre
una mala sensación de dependencia. A mí me gustaría jugar con algunas
aplicaciones educativas o ver vídeos de Pocoyó en YouTube, pero no me deja
tocarlo.
Me ha quedado claro que el teléfono móvil es de mi papá y no
es para mí, pero ya se lo volverá a dejar olvidado, ya…
¿Qué hacéis los demás papás en este sentido?
El móvil de mi abuelo también ha sido víctima de mi curiosidad |
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