martes, 22 de diciembre de 2015

Papá Adrianoel

El viernes pasado, los pequeños del Centro Municipal Infantil ‘Garrido’ tuvieron una visita especial. Un señor de larga barba y pelo blanco, vestido con un traje rojo y blanco, un saco al hombro y que decía “jou, jou, jou” se dio un paseo por la guardería para llevar unos regalos a los niños.

No hace falta decir que Papá Noel estuvo allí, al igual que tampoco es muy difícil adivinar quién estaba bajo ese disfraz… Desde que Hugo entró a la guardería me apunto a todo lo que haya y no iba a dejar pasar una oportunidad como esta, así que me enfundé el traje y fui aula por aula visitando a los peques.

El resumen: lo volvería a hacer las veces que hiciera falta. Nunca se me olvidarán las caras de asombro e ilusión de muchos de ellos cuando aparecía por la puerta de cada clase. No se movían, no pestañeaban, no decían nada… ¡Papá Noel había ido a verlos! Qué bonita es la inocencia infantil…

Ciertamente no todas las reacciones fueron iguales, también hubo algún niño que se asustó y no se separó de su educadora, pero es normal, algunos era la primera vez que veían al personaje y a otros simplemente no les gusta. Eso sí, ninguno dijo que no a los regalos (una mano que da palmas y una bolsa de gusanitos cortesía del AMPA) y gracias a ellos los indecisos perdieron la vergüenza para acercarse a mí. Después de estar un rato con ellos, los mayores ya me daban abrazos, me chocaban la mano e incluso una niña me contó lo que me había pedido (bueno, a mí no, al Papá Noel de verdad).

Y ahora la gran pregunta que me han hecho todos: ¿Te reconoció Hugo? Por suerte no. Hugo no es precisamente el niño más extrovertido de la clase, por lo que fue uno de los que se iban acercando poco a poco. No me reconoció, pero durante ese trayecto hacia mí sí miraba con cierto aire de sospecha a esos ojos que aparecían entre los pelos de la cabeza y de la barba. Se acercó, le di los regalos, me chocó la mano y me dio un abrazo, todo con cautela y pensando de qué le sonaban esos ojos, pero no me descubrió. Bendita inocencia infantil…

Lo gracioso fue que él no me reconoció, pero una compañera suya sí. “Hoy ha venido Papá Noel y también el papá de Hugo”, le dijo a su madre. Pues nada, debe ser que mis andares de anciano y mi voz a medio camino entre el Oso Yogui y Alf no le despistaron.


Voy a ir terminando y lo voy a hacer con una recomendación: si alguna vez tenéis la oportunidad de hacer algo similar no lo dudéis, es una experiencia única, y es que ver la ilusión en la cara de un niño no tiene precio. Todavía no tengo claro quién se lo pasó mejor, si ellos o yo. Y dicho esto… “Jou jou jou, feliz Navidad”.

martes, 1 de diciembre de 2015

Conversaciones paternofiliales IX

Llegan las fechas navideñas y los niños empiezan a escribir su carta a los Reyes Magos, una lista donde plasman sus deseos, aquellas cosas que más ilusión les hace... Eso sí, mucho cuidado con lo que piden, hay peticiones tremendamente complicadas y que os pueden dejar de piedra. He aquí un ejemplo:

- Hugo, ¿qué le vas a pedir a los Reyes Magos?
- Una moto, un avión y un bebé.
- ¿¿¿Un bebé???
- Sí, un bebé.
- Un bebé de juguete, ¿verdad? Un muñeco...
- No, papá, un bebé niño.

(Y se quedó tan pancho...)